Embelesamiento

Como yo lo recuerdo 11:18 a.m.

Desde cuándo las Diosas yacen con los hombres? O peor aún, con escritores que no han terminado nunca nada? Y sin embargo ahí estaba yo, mordiendo la parte interna de sus muslos, apretando con mis manos cada extremo de su cadera y respirando el dulce olor de sus jugos que escapaban, incontenibles. Sus ojos brillaban en la oscuridad, lo juro, aunque no debería de sorprenderme, no era de ésta Tierra. El lecho ardía. Su cuerpo me consumía, me absorbía y nada más tenía cabida, ni siquiera el tiempo, en ese espacio sagrado. Sólo sudor, labios, su vulva incandescente, mi falo empapado, su cabello en cascada sobre mi cara, sus pezones coronados por mi saliva. Y sus manos, tapando su propia boca, para evitar desgarrar, con un grito, la madrugada. 

Tras de ti

Andando a diario 11:52 a.m.
Voy tras de ti, torpe, como el tarro con más espuma que cerveza, descuidado, como la ceniza que cae sobre la mesa, ausente, como tus besos en mi pañuelo.

Y voy así, como un burel en la curva de Correos, sumando mas errores que aciertos, agotado por tus mensajes sin concierto.

Y por una bossa nova camino a tientas, sacudo como pulgas mis manías, sobre la costra de mi egoísmo adheridas.

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