Al borde

Andando a diario 11:34 p.m.

Estoy harto de la cárcel de los horarios
Harto de las felicitaciones de cumpleaños y las invitaciones
Harto del sol tímido de ciudad
De las esperas y de las prisas
Me exaspera el deber y el tener
La carrera hacia ninguna meta
Harto de las elecciones y las repeticiones
Harto de rasurarme, de cortarme el cabello, de estar cansado, de usar calzado
Harto de ser responsable, por mi y por los demás
Harto de ser bueno en lo que hago y de no serlo en lo que quiero hacer
Harto de no llegar nunca, de estar tan lejos
Harto de la cobardía que ata mi voz cuando el sentimiento es puro
Harto de éste hartazgo de la vida que va sin redimirla

Incertidumbre I

Al vuelo 5:25 p.m.

No lo sé. No te sé. No sé de ti.
Pretendo saberlo todo.
Conocer el infierno de tus besos.
Dormir al acecho de tu cuerpo.
No medir este tiempo mío en ausencias tuyas.
No hundirme en noches cortas donde te sueño.
Si naufragar en noches largas 
a la sombra
 de tu cabello.

Y anoche me desperté llorando

Al vuelo 12:16 p.m.

Y anoche me desperté llorando y lloré el resto de la noche
y lloré el miedo y lloré todas mis voces
y no me dolió el relámpago en el que llegas y con el que partes mi vida
no era dolor ni angustia, era la vida que daba su toque de tambor en cada poro de mi piel al vibrar con la tuya
y era el susto de ya no tener miedo
y verme ante ti tan grande y tan pequeño al mismo tiempo
y era la realidad de mi deseo

Todo es personal

Al vuelo 1:34 p.m.

Lo contrario es un pretexto, un permiso para joder a alguien o que alguien nos joda presentando un carnet que diga "negocios" o "procedimientos y reglas" y rematan con la odiosa disculpa "no es personal". 

Al final del día, cuando estoy conciliando el sueño, yo soy la única persona afectada o beneficiada por mis decisiones y las acciones, intencionales o no, de los demás. Y el único responsable también del beneficio o daño que causé. 
Creo que la calidad en las relaciones humanas no se deben de restringir por las reglas sociales, laborales o de ninguna clase, sin excepción. Mientras la interacción cotidiana continúe dándose entre personas, son estas mismas personas las que valoran a su contraparte y deciden como tratarla. Que esto les requiera tener iniciativa, sentido común y un grado mínimo de inteligencia es algo que no todas van a poder cumplir, por supuesto, es una utopía pensar lo contrario, y más aún cuando este trato personal les invite a pasar ciertos límites y romper o al menos doblar alguna regla. 

Sin embargo ya sea por interés propio o por deber, el trato cuando no es servicial y benéfico para ambas partes, es irresponsable disculpar su resultado defectuoso a circunstancias externas. No hay perjuicio que valga excusar por cuestiones trilladas como "solo son negocios", "así son los procedimientos", "el reglamento es estricto" entre otras. Esto es un abuso. 
Y prefiero perder la cabeza pero no agacharla.

Incapaz de sentir lástima...

Andando a diario 9:10 p.m.
...por las personas, definitivamente. 
No soy un insensible, pero las situaciones por las cuales una persona puede sufrir no me provoca lástima alguna.
Puedo ayudarla si me lo solicita, pero no comparto su sufrimiento ni frustración.

Creo que todo lo que nos sucede tiene una causa, que casi nunca alcanzamos a comprender. Aun en las personas mas inocentes en sus intenciones, su destino incluye obstáculos que deben de superar. Unos más difíciles que otros. Y cada persona puede sentarse a lamentarse o pararse a buscar soluciones. Unas mas difíciles que otras. 
En mi experiencia he visto muchas veces como las personas utilizan la lástima como su mejor modelo de chantaje. O como el lecho suave y acolchado sobre el cual dejarse caer. Y es que demostrar lástima por los demás es bien visto, porque a los ojos de la sociedad se convierten en una persona noble, sensible. Una mierda. La lástima es un lastre y no permite ser objetivos. La lástima se presta para ser injustos con tal de dejar limpia la conciencia mientras se ayuda al desvalido a continuar desvalido.

La lástima hace irresponsable a quien la padece. Y daña severamente a quien la recibe.

En cama

Tinta seca 2:02 p.m.
Se quedó dormido, recargado sobre las almohadas, casi sentado, el sueño lo venció mientras terminaba el noticiero. Pudieron pasar horas, no entraba luz por la ventana cuando abrió los ojos, le dolía la espalda. Sentía un dolor agudo en la punta de cada vértebra. Trató de incorporarse sin éxito. El dolor le dominaba. Entonces pensó en deslizarse solamente, hundirse más adentro de las cobijas y fue ahí donde notó algo extraño. Estaba... pegado? no, no sería la palabra correcta. Clavado? tampoco, porque en realidad era él quien atravesaba la almohada, cada una de sus vertebras se había transformado en una espina, de tallo grueso y punta aguda, traspasando su piel, la almohada y el dolor lo provocaba el haber llegado hasta la cabecera de madera de la cama. "Ay no, otra vez! otra vez no" alcanzó a murmurar. Quién le ayudaría esta vez a cortarlas? Y lo peor era que tenía que llegar temprano al trabajo.

Reconciliación

Andando a diario 1:37 p.m.

Me desconozco y me reconozco,
me reconcilio mirándome a los ojos
y me rechazo en un abrazo,
soy éste que siempre he sido y he sido otro que no soy.
Mi realidad está llena de sueños e ilusiones
que no he hecho realidad,
mi felicidad se disfraza todos los días
y la melancolía se queda esperando resignada.

Me niego, me ignoro,
con mas temor que convicción
y sobre mi hombro adivino el inevitable abismo
sin fondo.

Me pierdo tratando de encontrarme
porque no encuentro donde me perdí.
Y me mantengo orgulloso, con la cabeza en alto
y el corazón en el suelo.

Persiguiéndome como pretexto
para no alcanzarme.
Engañándome para  no engañar a nadie,
en deuda conmigo para darme a todo el mundo
y la noche amanece cada día igual al anterior.
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