Yo tenía diez perritos

Andando a diario 11:46 p.m.
Mi perra de raza Schnauzer miniatura tuvo cachorros hace mas de un año. Cinco pedacitos de ternura, uno a uno iban llegando a casa, sobre el lugar elegido por su madre, uno de los sillones amarillos de la sala, que por supuesto quedó inutilizable para siempre. Le ayudamos a recibirlos, a la primera, una nena, le tuve que abrir la bolsa ya que Maki, madre primeriza, comenzó abriendo la bolsa al revés, así que solo estaban libres las patitas traseras y su cola delgadita. Ya para el segundo, el primer nene, era una experta en manipular sus pequeños recién nacidos. Siguieron otros dos machos y después de un intervalo de casi una hora, cuando creímos que ya había terminado el trance, apareció otro cachorro mas. Por ser el número cinco, se llamaría Mambo o Channel según. Fue nena, cerrando el ciclo. Fue una noche de mucha emoción que terminó hasta bien entrada la madrugada. Se quedaron bien protegidos y arropados y hubo oportunidad de dormir al fin. Al día siguiente me quedé en casa a cuidarlos todo el día, ya se arrastraban por todos lados buscando siempre su comida y el calor de su madre. Cada pocos minutos los revisaba, los contaba: 1, 2, 3, 4, 5 colas moviéndose y si alguno andaba un poco perdido lo regresaba cerca de sus hermanos. Y sucedió que, entre una revisión y otra, solo conté cuatro. Mi peor temor se vió hecho realidad cuando levante a Maki y Channel estaba bajo ella. Channel, la número cinco, había demostrado ser la mas exploradora y de alguna manera se había metido bajo su madre quizá buscando calor. Se me rompió algo dentro. No habían pasado ni diez minutos desde la revisión anterior y Maki estaba en el mismo lugar. Cuando tomé su cuerpecito en mis manos estaba caliente e hice de todo lo que se me ocurrió para traerla de vuelta. Masaje en su pecho, respiración directa a su boca, pero ya nada tuvo resultado, poco a poco su redonda pancita se fue enfriando. Fue un golpe muy duro, no sabía que algo así podría ocurrir. También para mi era la primera vez que tenía cachorros recién nacidos bajo mi cuidado y pasé por alto el carácter tosco de Maki. Channel no tenía ni siquiera un día completo de vida, enterrarla fue más difícil aún porque la pequeña no tenía elegido un lugar favorito todavía. Más tarde, un poco más calmado, recordé la canción que da título a este post. Y me dí cuenta que es la canción más estúpida y rastrera, el que la escribió debió ser un sádico hijo de puta. Y para colmo la enseñan a los niños desde pequeños como si fuera algo gracioso, que forma tan irresponsable de educar. Esa canción debería ser olvidada o en su defecto, ya que se quiere enseñar el uso de los números, cambiar la letra y sumar perritos en lugar de ir desechándolos, inculcar así el rescate y adopción. Yo perdí un cachorro, no tengo disculpa. Pero nunca le enseñaré a mi hija semejante pieza de basura.
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