y de besos, los labios rebosantes,
para deslizar sobre tu cuerpo con tacto de serpiente,
perderme así en tu mapa estelar de lunares
descubriendo aquellos que tú misma desconoces.
Y confesarte que te deseo cuando me alcanza la madrugada
y deseo que tu piel sea mi luna,
que tu aroma sea el aire que respiro
y mi sudor no se distinga del tuyo
cuando nuestras miradas cómplices
se enreden entre mordidas y caricias
abriéndose camino a nuestros abismos.
Que tus muslos sean mi cárcel
y tus pies corran del olvido,
que las ganas de tanto tiempo
las derrames en una noche conmigo.
Y que dormir desnudos y abrazados
sea la forma más dulce de pronunciar nuestros nombres
cuando hagamos de la mañana el inicio de una nueva noche.