me reconcilio mirándome a los ojos
y me rechazo en un abrazo,
soy éste que siempre he sido y he sido otro que no soy.
Mi realidad está llena de sueños e ilusiones
que no he hecho realidad,
mi felicidad se disfraza todos los días
y la melancolía se queda esperando resignada.
Me niego, me ignoro,
con mas temor que convicción
y sobre mi hombro adivino el inevitable abismo
sin fondo.
Me pierdo tratando de encontrarme
porque no encuentro donde me perdí.
Y me mantengo orgulloso, con la cabeza en alto
y el corazón en el suelo.
Persiguiéndome como pretexto
para no alcanzarme.
Engañándome para no engañar a nadie,
en deuda conmigo para darme a todo el mundo
y la noche amanece cada día igual al anterior.